Con aires otoñales, llegó el frío de manera timida a Sevilla. Con un aroma de castañas asadas y el contraste con las mangas cortas, el dilema de que no haga ni frío para el abrigo ni calor para tirantas, este tiempo que a todos trae locos pero que personalmente a mí me encanta.
Pero no me importa Sevilla, que jueges a tu azar con el tiempo y la temperatura, me gusta que seas impredecible que sonríamos cuando con mangas cortas tenemos frío y con manga larga calor porque solo tu eres capaz de poner desorden dentro del orden.
Porque tu eres Sevilla de mis amores, la única que hace que incluso en el frío encuentre dentro de tí un rincón cálido.
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