miércoles, 24 de julio de 2013

La política de la barra.

La política de la barra, es mucho más complejo de lo que mucho de vosotros podáis llegar a imaginar nunca.
En la barra de un bar, se arregla el mundo cada vez que se juntan más de dos, esta combinación puede ser, a pesar del camarero que lo aguanta, cliente solitaria y camarero limpia vasos, horas y mas horas son las que se pueden echar delante de una barra apoyado o apenas sin rozarla( lo mejor es codo atornillado, como si se tratase de una sombrilla en Chipiona).
En la barra de una bar, los grandes problemas se vuelven minúsculos con frases del estilo " Yo los quitaba a tós de un plumazo" , "Con mi suegra los mandaba una semana, verás tu si dimitían pronto" , "A limpiar escaleras ponía yo a más de uno y que se le quitaran las pamplinas"... Y frases varias, que por la extensión prefiero que queden en nuestra imaginación.
La política del bar, es la que hace, que si tienes un problema y estás desahogante, es tu amigo el que con una señal al camarero de su dedo haciendo un doble tirabuzón y guiñándole un ojo, te rellena el vaso con otra fresquita y no te das ni cuenta.
La política de la barra, tiene como ministra de Interiores la tapa de chicharrones, esa tapa que se te pega tanto a las paredes "interiores" que si no te enganchas a un tirador a beber a morro...¡Enhorabuena! Ya puedes empezar una dieta, porque tienes toda la fuerza de voluntad del mundo.
También y como ministro de exteriores tenemos al cuarto y mitad de adobo, cuantos mas pringoso y transparente se esté quedando el cartón a causa del aceite, mejor es el ministro, más calidad y más aprecio, por todos.
En definitiva, la política es la que lleva las riendas de un país, pero la política de la barra lleva para adelante : amigos, conocidos, desconocidos, problemas con solución, lágrimas tímidas, chistes malos, chistes con los que hay que coger una servilleta del servilletero y secarte o "rasparte" los ojos, hay anhelos, hay recuerdos, pensamientos, calendarios con cuentas atrás, hay abrazos, despedidas...
Que jamás, nos quiten lo nuestro.

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